Todo el mundo conoce la historia de los gemelos Rómulo y Remo, nietos del rey Numitor, que fueron criados por la loba Luperca cuando el rey Amulio (hermano de Numitor) mandó que se les matara y como Rómulo fundó la ciudad de Roma (según el criterio histórico, el 21 de abril de 753 a. C). Para los romanos de la antigüedad, la fundación de Roma estaba indisolublemente unida a los reyes albanos y en última instancia, al héroe primigenio que dio origen al pueblo romano: Eneas.
Conforme a los relatos y leyendas de la tradición romana, Eneas era el príncipe de Dardania y luchó valientemente en la guerra de Troya junto a los troyanos, consiguiendo escapar junto a su hijo Ascanio cuando la ciudad cayó derrotada, portando a su padre Anquises sobre sus hombros y sin conseguir salvar a su esposa Creúsa, hija del rey Príamo. Tras un largo periplo hasta Italia, Eneas fundaría la ciudad de Lavinium y unos treinta años después su hijo Ascanio (Ilo o Iulo) fundaría la ciudad de Alba Longa, de la que sería el primer rey. La fundación de Roma tendría que esperar 400 años más hasta la historia de Rómulo.
Julio César presumía públicamente de ser descendiente de la diosa Venus y así nos lo cuenta Suetonio (Vida de Cesar, 6) al referirse al discurso que pronunció en el funeral de su tía Julia, a quien tenía un especial afecto: “del ( linaje) de Venus (proceden) los Julios, a cuya estirpe pertenece nuestra familia.”
Genealogía Gens Iulia/Cronología reyes albanos hasta la fundación de Roma
Rubens. Marte y Rea Silvia. Museo Liechtenstein de Viena, Austria. Fuente: Wikipedia
El Eneas Homérico
Eneas aparece por primera vez en la Ilíada como jefe de los dardanios y Homero lo relata así:
De los dardanios era jefe Eneas, el noble hijo de Anquises, a quien por obra de Anquises alumbró Afrodita, de casta de Zeus, la diosa que había yacido con un mortal en las lomas del Ida
En el bando de los troyanos es el héroe (hijo de una diosa) más mencionado después de Héctor, apareciendo en casi un centenar de ocasiones en acciones heroicas y en muchas de ellas interaccionando con los dioses, especialmente con su madre Afrodita (la Venus romana), que lo salva de situaciones comprometidas. Nada nos dice la Ilíada del destino final de Eneas.
Eratóstenes databa la guerra de Troya (Ilíon) a finales del siglo XII a.C (1190-1180) y Heródoto la fijaba alrededor de 1250 a.C. Aunque no hay unanimidad y no se sabe con certeza quienes destruyeron la Troya Homérica, la mayoría de los arqueólogos como Wilhelm Dörpfeld, Sperling, Blegen o Demetriou están de acuerdo en que debió producirse en el periodo de expansión micénico, en torno al 1250 a.C. Si sumamos el tiempo que tardaron Eneas y Ascanio en llegar a Italia, la fundación de Lavinium y Alba Longa, y el período de tiempo de los reyes albanos, los tiempos concuerdan bastante con la fecha oficial de la fundación de Roma.
Eneas en la tradición romana y el relato de Virgilio en la Eneida
Aunque existen diferentes versiones históricas del destino de Eneas tras la caída de Troya, en la Iliupersis (El saqueo de Ilión) de Arctino de Mileto, una obra del denominado ciclo troyano, Eneas consigue escapar y llegar a Italia. Con toda seguridad esta fue una de las obras principales que formaron la base de la tradición latina de los hechos previos a la fundación de Roma. Se sabe que Virgilio dedicó mucho tiempo a la investigación de los hechos que describe en la Eneida buscando en fuentes antiguas, entre las que se encontraba sin duda la Iliupersis.
Publio Virgilio Marón (70 a.C. – 19 a.C.) nació cerca de Mantua y a pesar de sus orígenes humildes tuvo una amplia formación en distintas ciencias, lo que lo convirtió en uno de los hombres más cultos de la época. Ya en Roma tuvo un gran éxito con sus dos primeras obras, Bucólicas y Geórgicas y fue bajo el patrocinio del influyente Mecenas cuando conoció a Octaviano (Augusto), forjándose entre ambos una gran amistad que duraría hasta la muerte del poeta.
Todos los indicios apuntan a que el tema de la Eneida le fue sugerido por el propio Augusto y Virgilio decidió escribirlo tomando como referencia la Ilíada y la Odisea de Homero con el objetivo de ensalzar la genealogía de la gens Iulia a la que pertenecían tanto César como Augusto, vinculándolos con los dioses y con el origen y destino de Roma. Virgilio trabajó en la obra durante 11 años dejándola parcialmente inacabada y con instrucciones de que fuera destruida a su muerte, algo que el emperador Augusto impidió.
Aunque tal y como hemos visto anteriormente pasaron más de 400 años desde que Eneas fundó la ciudad de Lavinium en honor de su nueva esposa Lavinia, hija del rey Latino, hasta la fundación de Roma, ello no es óbice para poder afirmar que la creación de Roma planea en todo el relato de la Eneida como el objetivo final del viaje de Eneas, aunque dicha fundación deba ser realizada por los sucesores del héroe troyano.
Itinerario de Eneas desde Troya al Lacio. Elaboración propia.
Virgilio escribió la Eneida en un latín culto que serviría durante años como un texto de referencia en la educación de las élites romanas y salvando las distancias utilizó como referencia, no solo histórica sino también literaria, la Ilíada y la Odisea de Homero. No es difícil hacer comparaciones entre el viaje de Ulises y el de Eneas, y el poeta retoma parte de la historia de Troya a partir de lo que sucede justo al final de la Ilíada aprovechando la estancia en Cartago como huésped de la reina Dido, donde cuenta a su anfitriona en el banquete los acontecimientos finales de la destrucción de Troya.
Eneas y la reina Dido de Cartago
Como hemos dicho, Virgilio utiliza la visita a Cartago en el libro segundo de la Eneida para narrar los acontecimientos de la guerra de Troya a la reina Dido. El problema es que esto es un anacronismo que el propio poeta conoce perfectamente, ya que la historia de Dido había sido ampliamente difundida en la antigüedad. Conforme a la leyenda, la fundación de Cartago (Qart Hadašt o ciudad nueva) en el año 820 a. C por la reina Dido es posterior en al menos cuatrocientos años a la época en que Eneas huye de Troya alrededor del 1250 a. C. En consecuencia, Virgilio va a utilizar la figura de la reina Dido para matar dos pájaros de un tiro, narrar lo sucedido en Troya y justificar una enemistad histórica entre Roma y Cartago, ya que la reina despechada de amores por la partida de Eneas se suicida, maldiciendo no solo a su amante, sino a todos sus descendientes, los futuros romanos (Eneida 621-629):
Y vosotros, mis tirios, perseguid sañudos a su estirpe,
y a toda su raza venidera, rendid este presente a mis cenizas:
que no exista amistad ni alianza entre ambos pueblos. ¡Álzate de mis huesos,
tú, vengador, quien fueres, y arrolla a fuego y hierro a los colonos dárdanos,
ahora, en adelante, en cualquier tiempo que se os dé pujanza!
¡En guerra yo os conjuro, costa contra costa, olas contra olas,
armas contra armas, que haya guerra entre ellos
y que luchen los hijos de sus hijos
La leyenda de la fundación de Cartago que Virgilio introduce en su obra es ampliamente conocida entre los matemáticos como el problema de Dido (encontrar, entre todas las curvas simples posibles la que encierra la mayor área).
La princesa Dido huyó de Tiro (Fenicia) junto a algunos seguidores temiendo ser asesinada por su hermano el rey Pigmalión. Al llegar a la costa africana solicitó al rey de los gétulos hospitalidad y tierras donde pudiesen vivir. El astuto rey Jarbas accedió a su petición diciéndole que podía disponer de toda la tierra que pudiese abarcar con una piel de buey. Pero no contaba con la inteligencia de Dido, que hizo cortar en finas tiras la piel y aprovechando una Península de la costa, acotó con la cuerda resultante un amplio terreno donde fundaría la ciudad de Birsa, la futura Cartago.
El libro segundo de la Eneida es uno de los más populares de la obra y gracias a Elio Donato (siglo IV) que nos ha transmitido la biografía de Virgilio escrita por Suetonio, conocemos algunas de las características del autor y la anécdota de la lectura de una parte de este capítulo a Augusto en el año 23 a.C, cuando aún faltaba bastante para terminar la obra.
Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto, (Tu Marcellus eris). Jean Auguste Dominique Ingres. 1812 Museo de los Agustinos, en Toulouse. Fuente Wikipedia
Numerosos pintores han inmortalizado esta escena, como es el caso del cuadro de Ingres que ilustra este artículo.
En el cuadro de Ingres, el poeta Virgilio, situado a la izquierda del espectador, lee un pasaje de su obra (probablemente en prosa) a Augusto, su mujer Livia y a su hermana Octavia, que se inclina desmayada sobre el regazo del emperador. Algo apartados del grupo, en la penumbra, aparecen como observadores Mecenas y Agripa.
El momento reflejado en el cuadro corresponde al pasaje en el que Eneas baja a los infiernos y Anquises, el padre de Eneas recientemente fallecido. anuncia la muerte de Marcelo, hijo de Octavia (Eneida 881-885):
¡Ay, mozo infortunado! ¡Si pudieras de algún modo
romper el cerco de tus duros hados!
¡Tú serás Marcelo! Dadme lirios a manos llenas.
Quiero esparcir sobre él purpúreas flores, prodigarle al alma de mi nieto
al menos este don, rendirle este vano homenaje.
No hacía mucho tiempo que Marcelo había muerto cuando Virgilio realizó esta lectura, de ahí la fuerte impresión de Octavia al recordar a su hijo muerto. Históricamente se ha sospechado de la propia Livia, quien de esta manera al asesinar a Marcelo despejaba la línea de sucesión a favor de su propio hijo, el futuro emperador Tiberio.
Sobre todo Suetonio nos pinta la imagen de Virgilio como u hombre sensible, culto y poco amante de la fama que tuvo en su tiempo. Le gustaba la soledad del campo, sin descuidar por ello la relación con su amigo y mentor Augusto, quien va a influir considerablemente en la temática de sus obras y especialmente en la Eneida, en la que resalta los valores políticos que propugna Augusto, su prestigio personal y justifica la deificación de Julio Cesar y el origen divino de la Gens Iulia que terminaría finalmente con la deificación del propio Augusto. La obra se convierte en una exaltación del Emperador y su familia, uniéndolos indisolublemente a un destino glorioso del pueblo Romano a partir de unos orígenes épicos del mismo, guiados en todo momento por la diosa Venus y sus descendientes los Julios.
Con la obra inacabada y poca salud, Virgilio emprende un viaje a Grecia recorriendo los lugares que describe en el periplo de Eneas (un curioso recorrido por los santuarios de Venus/Afrodita) falleciendo en el año 19 a.C en Brindisi a los 50 años de edad. Según sus biógrafos, en el lecho de muerte pidió que quemasen los manuscritos de la Eneida, un texto que había tardado once años en redactar y que él consideraba inacabado debido al perfeccionismo con que escribía.
Se ha especulado mucho con las razones que llevaron a Virgilio a querer destruir esta obra en concreto y algunos aluden precisamente a ese carácter perfeccionista, dado que el poeta consideraba que faltaban retoques y detalles importantes. Algunos autores opinan que a pesar de su amistad con el emperador, el carácter sensible de Virgilio prevaleció antes de su muerte y no quiso ser partícipe del ensalzamiento, sobre todo para la posteridad, de un régimen político autocrático que no dudaba en asesinar a sus adversarios y cometer toda clase de atropellos a las antiguas instituciones de la República.
Pero en definitiva, la Historia la escriben los vencedores y la calidad de la Eneida prevalece sobre los motivos que inspiraron su creación, de tal manera que las generaciones posteriores agradecemos la decisión de Augusto de preservar la obra, que hoy podemos disfrutar como una de las joyas literarias de la humanidad.
Bibliografia y webgrafía
Publio Virgilio Marón. Eneida. Biblioteca Clásica Gredos
María Isabel Rodríguez López. Iconografía de una “novela”de amor: Dido y Eneas http://www.ucm.es › descargas › documento12012 Descarga PDF
Vicente Cristóbal. La Eneida de Virgilio, un viaje entre Troya y Roma https://revistas.ucm.es/index.php/RFRM/article/view/RFRM0606220085A
Enlaces de las imágenes
Imagen de portada: Pintura de Pompeo Batoni que representa la huida de Eneas de Troya con su padre Anquises sobre sus hombros y su hijo Ascanio, año 1750. Musei Reali Torino. Galleria Sabauda: https://www.museireali.beniculturali.it/catalogo-on-line/#/dettaglio/57032_Enea%20fugge%20da%20Troia